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24 de julio de 2011

CUBA: OTRO SOLO DE LA POGOLOTTI

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CUBA: OTRO SOLO DE LA POGOLOTTI

Jorge Gómez Barata Publicación Original en MONCADA

Como otra excepción que se suma a las incursiones de Alfredo Guevara, usando a Granma como tribuna, la escritora y ensayista cubana Graziella Pogolotti, salió nuevamente a la escena de la problemática política nacional actual, una zona de complicados y urgentes debates y reflexiones políticas, poco frecuentada por las firmas relevantes de las letras, las artes y la academia del país.

La alerta de la Pogolotti acerca de la beligerancia de la burocracia que lejos de ceder terreno se atrinchera en las posiciones que ocupa y utiliza las prerrogativas administrativas y políticas de que dispone, va al encuentro de la percepción de que más o menos abiertamente, esa casta, obstaculiza el proceso de cambios impulsado por el presidente Raúl Castro.

La escritora va muy lejos —tanto como antes lo hizo Esteban Morales— al advertir que contribuyendo a la ralentización, incluso a la paralización de ciertos cambios, los obstáculos burocráticos pueden acarrear nefastas consecuencia; temiendo incluso que debido a tales actitudes, ocurra en Cuba lo que en otros lugares, donde quejas legitimas mal atendidas, se transformaron en descontento y en tensiones sociales y que incluso contribuyeron a entronizar la violencia y las mafias.

Según se infiere de ese análisis, en las condiciones actuales, la burocracia que afecta no sólo a la administración sino también a la actividad de dirección en su conjunto, adquiere un significado político y se acopla con otros fenómenos negativos, la corrupción entre ellos. Con mano maestra Graziella Pogolotti, dirigente en la Unión de Escritores y Artistas, retrata la forma como la retorica al uso y de la cual abusan tanto los dirigentes administrativos como políticos, contribuye a ocultar el alcance y la gravedad de los problemas.

Con absoluta franqueza, la comentarista advierte que: “…Ninguna medida organizativa logrará sus propósitos si persiste el predominio de un pensamiento burocrático, planta parasitaria que esteriliza la creatividad, la auténtica participación colectiva y el trabajo de formación de las nuevas generaciones". “Los errores no se superan con autocríticas formales, ni tirando piedras a quienes ayer se equivocaron".

La alerta es tanto más pertinente porque si bien antes se creía que la burocracia era una categoría ligada a los papeles y los tramites, hoy se sabe que es una forma de pensamiento, un estilo de dirección y una actitud ante la vida. El burócrata, que es un ser mediocre, cuadrado, desconfiado, con frecuencia arbitrario e implacable que lo enfoca todo desde una perspectiva administrativa, cuando mira ve el bosque, no los árboles y de la gente capta a la multitud, jamás al individuo.

La alarma llega un poco tarde porque debió darse cuando en zonas del tejido social, donde no se les espera, aparecen comportamientos burocráticos, por ejemplo en la política, territorio dominado por la subjetividad, las pasiones y los consensos y donde la diversidad prevalece sobre el estándar. La cultura política, más que de normas y controles requiere de imaginación e iniciativa, de lealtad más que obediencia y de audacia más que de cautela. La herejía que reta lo establecido y no teme al dogma es para el burócrata como la cruz para Satanás.

Burócrata no es el diligente empleado de correos que exige el cumplimiento estricto de las normas, ni el conserje de la escuela que aplica a rajatabla el reglamento, tampoco el meticuloso contador que vela porque las cuentas cuadren; burócrata es quien traslada tales hábitos a áreas del quehacer social donde carecen de virtualidad; especialmente a los escenarios políticos donde se libran las grandes batallas que en la Cuba de hoy no son de clases, sino contra las desviaciones introducidas en la sociedad y en el sistema político.

Cuando en una revolución se entroniza la burocracia es la mejor evidencia de que algo muy importante anda mal y es el momento de rectificar, cosa que ya se hace en Cuba, no por los burócratas, sino a pesar de ellos.
Al sumarse a los esfuerzos que conduce el presidente Raúl Castro, la doctora Pogolotti ofrece una inestimable contribución y su voz todavía solitaria, es un aporte más de su linaje familiar a la cultura y la edificación de la Nación cubana. Bienvenida su contribución. Allá nos vemos.

La Habana, 22 de julio de 2011